Ser padre es una tarea muy difícil y a veces nos quedamos sin recursos ante las adversidades que tenemos que enfrentar, pero lo importante es brindar a nuestros hijos amor, contención, seguridad y confiar en sus capacidades.
A continuación expongo diferentes tipos de características que los padres manifiestan con sus respectivas consecuencias en el desarrollo de sus hijos.
DEMOCRÁTICO o AUTORIZATIVO: Este tipo de padres se caracteriza por manifestar afecto y disciplina. Son padres sensibles a las necesidades de sus hijos pero le exigen responsabilidad y promueven conductas deseables; le brindan explicaciones e incentivan a la comunicación. Esto genera una disminución en la frecuencia e intensidad de conflictos padres-hijos.
Los hijos de estos padres presentan competencia social, autocontrol, motivación e iniciativa. Tienen alta autoestima porque predomina la espontaneidad, el autoconcepto realista y un elevado motivo de logro. Suelen tener una moral autónoma, responsabilidad y fidelidad a compromisos personales.
AUTORITARIO: Establecen normas minuciosas y rígidas ya que recurren a los castigos como una forma de afirmar el poder. No hay responsabilidad paterna como tal y suelen dar pocos halagos a sus hijos. La comunicación es cerrada o unidireccional (hay ausencia de diálogo).
Al comportarse de esta manera los padres generan baja autoestima y autoconfianza en sus hijos; baja autonomía personal y competencia social. Puede presentarse una moral heterónoma (ya que los hijos buscan evitar los castigos), agresividad e impulsividad (por el comportamiento de sus padres) además de una escasa creatividad (ya que son menos alegres y espontáneos por el temor a ser castigados).
INDULGENTE o PERMISIVO: Suelen ser padres permisivos y pasivos debido a que evitan la afirmación de autoridad y la imposición de restricciones, hay flexibilidad en el establecimineto de las reglas. Emplean escaso uso de castigos porque toleran todos los impulsos de sus hijos y acceden fácilmente a los deseos de éstos.
Suelen responder y atender a las necesidades de sus hijos pero manifiestan indiferencia ante sus actitudes tanto las positivas como las negativas.
Estos hijos presentan baja competencia social, pobre autocontrol y heterocontrol; escasa motivación (con bajos logros escolares) y suelen ser irrespetuosos a las normas o a las demás personas. Tienen baja autoestima, inseguridad e inestabilidad emocional. Presentan debilidad en la propia identidad por lo que manifiestan una visión negativa de sí mismo (hay autoconcepto negativo) y graves carencias en autoconfianza y autorresponsabilidad.
NEGLIGENTE: No se implican afectivamente en los asuntos de los hijos e invierten en los hijos el menor tiempo posible.
Muestran una escasa motivación y capacidad de esfuerzo. Son padres alegres y vitales pero inmaduros (estas característica también la manifiestan sus hijos). Estos además presentan baja competencia social, bajo control de impulsos y agresividad.
Por lo tanto, es imprescindible que reflexionemos sobre el comportamiento que tenemos con nuestros hijos, así como estar atentos a lo que éste expresa diariamente y a sus necesidades. De esta forma podemos mejorar nuestro estilo de crianza, ayudarlos a desarrollar una personalidad sana y una buena calidad de vida.
