Hablamos de trastornos cuando los pensamientos, sentimientos, comportamientos y/o estados de ánimos afectan el estilo de vida de una persona y la relación que esta mantiene con los demás. Esta afección puede ser esporádica o duradera.
Los trastornos alimenticios implican problemas serios en la calidad de vida de la persona porque afecta su salud mental y física, incluso a veces genera la muerte.
El trastorno interfiere en la manera de relacionarse que la persona tiene con los demás, en sus emociones, pensamientos y comportamientos que manifiesta ya que estos se relacionan intimamente con el tema de la comida, la dieta y/o la imagen corporal. Sea por defecto, escasez o exceso perjudica una nutrición adecuada.
¿Por qué algunas personas padecen estos trastornos si genera tanto malestar?
Hay varios factores a tener en cuenta:
- Vulnerabilidad neurobiológica:
El hipotálamo tiene un papel central en lo que es la regulación de los mecanismos de hambre y ansiedad. En el trastorno alimenticio aparece totalmente alterado.
La desregulación de estos procesos va a traer una serie de consecuencias metabólicas y a nivel neuroquímico como en algunos neurotransmisores por ejemplo la serotonina.
- Presión socio cultural: La hiperdelgadez.
Los medios, y nuestra cultura en general, hipervalora la hiperdelgadez. A pesar de esto, no todas las personas llegan a desarrollar un trastorno alimenticio porque la génesis de este implica una complejidad de lo biológico, lo psicológico, lo familiar y no sólo de lo cultural.
- Rasgos perfeccionistas de personalidad:
Si la persona ha crecido en un medio afectivo en donde se consideraba que todo debía ser perfecto por ejemplo tener el cuerpo perfecto, notas perfectas, etc. El perfeccionismo está arraigado y por lo tanto aparece la ambición al funcionamiento perfecto y a la imagen corporal perfecta.
- Historia personal:
Si aparecen vivencias negativas significativas por ejemplo si una persona fue criticada, humillada, comparada en relación a la apariencia física, etc puede aferrarse a la imagen corporal como garantía de aceptación incondicional; construyendo de esta forma su autoestima. Para protegerse de la mirada de los otros, de esa crítica y humillación, se aferra al ideal de hiperdelgadez como forma de autorregular su autoestima.
Otro factor también es el sobrepeso (real o subjetivo) y la obesidad en la infancia que trae aparejado una mella en la autoestima con lo cual a partir de ahí queda un patrón temeroso- ansioso en relación a la obesidad y al aumento de peso.
De alguna manera de acuerdo a cómo hayan sido esas experiencias, vamos a ir construyendo nuestra identidad, una forma de sentirnos en el mundo, una forma de vernos a nosotros mismos. Esta identidad está íntimamente ligada a la corporeidad y a la imagen corporal.
- Apego disfuncional:
El apego es el vínculo afectivo que formamos con las personas más significativas de nuestra vida. Los patrones de apego son el espejo a partir del cual aprendemos a mirar a los otros y a mirarnos a nosotros mismos. Nos permite construir nuestra identidad, nuestra forma de sentir en el mundo y de sentir a los otros en el mundo.
A mayor disfuncionalidad de los patrones de apego, mayor cronicidad en la sintomatología alimentaria. A veces los síntomas surgen como un modo de aplacar sentimientos de culpa o de manifestar «un grito silencioso» frente a experiencias traumáticas de maltrato afectivo, abuso afectivo o sexual, etc situaciones que no pueden ser integradas en la conciencia.
En los trastornos alimenticios, el síntoma va a estar ligado a una disconformidad de la imagen corporal que se tiende a controlar a través del peso, del espejo (por ejemplo examinando los “rollos”), a través de la comida, etc.
Por todo esto, es necesario abordar de un modo integral a los trastornos alimenticios ya que es un problema multicausal. El trabajo interdisciplinario es imprescindible a la hora de trabajar con ellos.
