
Las emociones generan cambios en el organismo. Si las emociones son intensas y se mantienen por un periodo de tiempo prolongado pueden ocasionar enfermedades psicosomáticas o producir ciertas alteraciones en nuestro cuerpo, por ejemplo como ocurre en el caso de la diabetes. En la diabetes, las emociones pueden elevar los niveles de azúcar en sangre desencadenando así la hiperglucemia.
Este incremento de azúcar puede ser consecuencia de experimentar ciertas vivencias emocionales que alteran el funcionamiento del organismo, tanto en la absorción como en la liberación de azúcar en la sangre. El «azúcar emocional» aparece cuando hay un alto nivel de azúcar en sangre, sin ser causado por factores biológicos, o ante una mayor ingesta de alimentos que contengan azúcar.
Las emociones intensas como por ejemplo la ira, provoca conflictos en el ámbito laboral y familiar. Esto aumenta el nivel de estrés en la persona, facilitando así el aumento de azúcar en sangre. Si la hiperglucemia se mantiene en el tiempo produce diabetes emocional.

Por otro lado, el hecho de padecer está enfermedad genera ciertas emociones y reacciones tales como:
– Negación: negar que existe la enfermedad, considerar que el diagnóstico es incorrecto, negar realizar el plan de control o el nuevo estilo de vida ya que puede considerarse muy dificil de realizarlo.
– Culpa: por generar sufrimiento en los más allegados, por no mantener hábitos saludables que provocan ese diagnóstico. Además de la culpa, puede aparecer tristeza o vergüenza.
– Enojo: por padecer la enfermedad, por cambiar su estilo de vida, por tener que adoptar nuevos hábitos o comportamientos.
– Confusión: por no saber cómo manejar el diagnóstico, por los nuevos hábitos: dieta, incorporar un nuevo plan de alimentación saludable, ejercicio físico regular, control diario del nivel de glucosa en la sangre, consumir ciertos medicamentos, etc.
Las personalidades más vulnerables a contraer diabetes emocional son aquellas que suelen ser competitivas, agresivas, culposas, depresivas o en las ansiosas. Por supuesto que no hay que generalizar porque cada caso es distinto, ya que cada persona tiene diversas experiencias, selecciona algunas como significativas y otras insignificantes, utiliza estrategias de soluciones variadas y le afectará lo ocurrido de diversos modos, repercutiendo de modo variado en los distintos ámbitos donde se encuentra. Mas allá de eso, es importante tener en cuenta que puede existir la posibilidad de padecer diabetes emocional si no comos capaces de procesar y regular nuestras emociones, si presentamos elevados niveles de estrés y utilizamos estrategias inadecuadas para abordar esas situaciones conflictivas.

Para esta enfermedad se requiere que el tratamiento sea médico, nutricional y psicológico. Médico para regular al organismo, nutricional para incorporar alimentos sanos y psicológico para aprender a identificar y regular las emociones. Esto es fundamental ya que si no se regulan puede entorpecer la recuperación y desencadenar otras enfermedades.
