Suelen haber personas que tienen un gran predominio por las comidas dulces. Orgánicamente se debe a que el azúcar permite la activación de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina provocándonos así un estado de felicidad. La dopamina es un neurotransmisor que se encarga de la función motora del organismo y la serotonina es otro neurotransmisor que se encarga del control de las emociones, del estado de ánimo, de regular el apetito causando sensación de saciedad, etc.
El estado de bienestar que nos produce el azúcar nos induce, luego de consumirla, a recurrir nuevamente a ella y así se produce un ciclo en el que me siento desanimado, aburrido, angustiado, etc. y recurro a lo dulce para sentirme mejor. Al sentirme bien, más azúcar deseo. Por lo tanto, la azúcar procesada se considera altamente adictiva.
Las adicciones se caracterizan por un deseo incontrolable de consumir determinada sustancia; por la aparición de intoxicación en el organismo; por intentos fallidos en detener el consumo; por la tolerancia y la aparición de abstinencia cuando no se tiene acceso a la sustancia. Esta genera un intenso placer para quien la consume y puede producir calma o subida de ánimo. La dependencia aparece cuando buscamos consumir nuevamente azúcar, como consecuencia de un nivel bajo de glucosa en nuestro organismo.
El azúcar procesada se convierte en problema si la consumimos de modo excesivo ya que nos producirá ciertas dificultades como mayor nivel de ansiedad; nerviosismo; irritabilidad; dolor de cabeza y estomacal; pensamientos y/o antojos recurrentes acerca del consumo de alimentos dulces. Además, puede producir obesidad o aumento de peso, diabetes, enfermedades cardiovasculares, hipertensión y agravar trastornos mentales como depresión y ansiedad.
Quienes tienen una dieta alta en azúcar y dejan de consumirla en un corto periodo de tiempo, suelen mostrar síntomas similares a las personas adictas cuando se «limpian», es decir cuando dejan de consumir la sustancia adictiva. El retiro de azúcar puede causar dolor de cabeza, fatiga, irritabilidad, nerviosismo y depresión.

¿Qué hace que una persona consuma excesivamente azúcar, aun sabiendo que es perjudicial para su salud? Hay varios factores a tener en cuenta:
Factores ambientales: si la persona participa de eventos relacionados con el consumo excesivo de azúcar, puede adoptar ese estilo de consumo en su vida cotidiana.
Factores sociales: los medios de comunicación influyen significativamente en el consumidor porque sus imágenes son un atractivo visual que llevan a ingerir alimentos sobrecargados en azúcar.
Factores psicológicos: cuando se tiene la creencia de que ciertos alimentos se necesitan para sentir cierto grado de seguridad, alegría, buen humor o aceptación social, etc. La persona le atribuye a la sustancia un determinado significado.
Factores emocionales: relacionar determinado alimento con emociones agradables basándose en experiencias previas.

Para reemplazar el azúcar procesada se aconseja consumir frutas y verduras. Es importante consultar a un especialista en nutrición y en psicología en caso de requerir tratamiento.

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