Desde edad muy temprana, los niños aprenden que la expresión emocional es muy importante en la comunicación y comienzan a experimentar ciertas emociones para conseguir determinado objetivo por ej. expresar enfado, a traves de un berrinche, para obtener lo que desea en ese momento. Así vamos aprendiendo a darle cierto uso a lo que sentimos y utilizamos conscientemente determinada emoción para conseguir un objetivo particular, por ej. para influenciar a otros o para brindar una imagen deseable ante la mirada ajena.

Por otro lado, podemos actuar también sin ser consciente que nuestra expresión emocional genera una consecuencia. En este caso son expresiones que realizamos habitualmente ya que las empleamos de forma automática.
Las emociones instrumentales son aquellas que nos permiten generar un efecto sobre los demás. En lugar de “tener” dichas emociones, se percibe como si la persona las “mostrara” para poder producir cierto efecto, o en ocasiones porque el efecto le aporta cierta ganancia. Estas emociones pueden parecer naturales, pero son emociones forzadas que tienden a esconder una intención.
Aquellas reacciones emocionales instrumentales que son manipulativas o superficiales suelen ser desadaptativas y por lo general, producen un efecto de distanciamiento en lugar de generar contacto con el otro. No es malo emplear emociones instrumentales porque nos permite obtener lo que deseamos, ya que tienen como objetivo lograr algo, lo negativo está en la finalidad moral de dicha expresión.

