No importa el sexo de la persona, aparece de igual manera en hombres y mujeres. Lo que se tiene en cuenta son las características de su forma de ser. Se considera que una persona es tóxica cuando esta afecta de forma directa y negativa a los demás.
Estas personas afectan sus relaciones, ya sea de pareja, de amistad, familiar, laboral o, a un plano más general, presentan dificultad en mantener relaciones sociales.
¿Cómo saber cuándo una persona es tóxica?
A continuación, cito algunas de las características propias de esa personalidad.
- Provocan emociones desagradables: Su presencia nos incomoda o nos cohíbe, esto hace que no nos mostremos tal cual somos ante ellos.
- Son quejosos: Se focalizan en el problema y rumian de manera constante sobre ello.
- Son muy negativos: Por lo general prestan atención a los aspectos malos o negativos de las situaciones y/o personas.
- Juzgan y critican mucho a los demás: Se basan en sus propios prejuicios e intereses propios para dar fundamentos. No tienen en cuenta la información objetiva, sino que hablan sin saber cómo son en realidad las cosas, esto genera posibles rumores.
- Se muestran víctimas: Ellos nunca tienen la culpa de lo que pasa a su alrededor, y nunca se hacen cargo. Nada es su responsabilidad. Viven anclados en “su dolor.” Se sienten bien y se les nota más contentos y relajados cuando las personas que les rodean se unen a ellos y comparten sus quejas.
- Cero autocrítica: Les cuesta muchísimo asumir sus errores, o reconocer que se han equivocado, nunca se paran a analizar las situaciones que muchas veces ellos mismos han provocado.
- Atribución externa de todo lo malo: Sus problemas y preocupaciones siempre son más importantes que las de los demás, y obligan a los otros a que atiendan todas sus necesidades, aunque estas sean irreales, insignificantes y/o banales.
- Son pasivos: No arriesgan nunca por miedo o por vergüenza. No intentan nada diferente por lo que suelen no ser fuente de inspiración. No prueban nuevas experiencias y pareciese que les molestase cuando los otros sí lo hacen.
- Son envidiosos: Les cuesta mostrarse agradecidos con lo que tienen y han logrado. Suelen criticar y envidiar lo que los otros han alcanzado y no pueden evitar anhelar y desear lo que otros tienen.
- Son personas egocéntricas: El “yo” está muy presente en sus discursos. Al hablar se marcan monólogos muy extensos en los que suelen hablar continuamente de ellos mismos, alimentando así su propio ego.
- Se muestran arrogantes y prepotentes: Al escucharlos pareciese que lo saben todo y muchas veces se sienten superiores a otros. Tergiversan la realidad, ocultan y mienten.
- Son manipuladores: Su único fin es satisfacer sus propias necesidades.
- Son saboteadores natos: Son capaces de decirte de manera directa que esto no lo vas a conseguir, que esa persona no es para vos… sabotean ilusiones, planes y objetivos de los demás, pero ellos ni se lo plantean en realizar.
Por lo tanto, estas personas son infelices ya que les cuesta disfrutar de las pequeñas cosas, se frustran fácilmente, la envidia no los deja avanzar, están constantemente pendiente de los demás, tratan de aparentar, se comparan, juzgan y critican constantemente. Les falta tacto y empatía por estar centrado en su propio ego.
