Lo que hacés cada día te está formando… ¿en quién querés convertirte?

Lo que hacemos cada día define quiénes somos. No se trata solo de acciones: se trata de identidad. Si leés un poco todos los días, no solo adquirís conocimiento, te convertís en alguien que valora el aprendizaje. Lo mismo pasa con cualquier hábito: repetido en el tiempo, no solo transforma tu rutina, transforma tu forma de ser.

Los hábitos también hacen que el cambio sea más fácil. Una vez que están instalados, ya no necesitás motivación constante: simplemente los hacés. Ahorran energía mental y te permiten enfocarte en lo que realmente importa.

Pequeños cambios sostenidos generan grandes resultados. Y esto aplica a todas las áreas de la vida. Buenos habitos , Transforma tu vida con buenos hábitos: el poder de pequeñas acciones diarias 🌟 , Reflexionar sobre mi habito alimenticio

¿Cómo se relacionan los hábitos con el crecimiento personal?

El crecimiento no es un salto gigante, es la suma de pequeñas decisiones que repetimos todos los días. Si tus hábitos te acercan a tus metas, el crecimiento llega solo. Pero si tus rutinas te alejan de lo que querés, terminás sintiéndote estancado.

Por eso es tan importante observar lo que hacés día a día y ajustar lo que te limita. Para construir un hábito, puede ayudarte repetirlo durante al menos 21 a 66 días, asociarlo con algo que ya hacés, empezar por algo simple, sumarle una recompensa, llevar un registro y adaptar tu entorno para que te lo facilite. Son acciones pequeñas, pero sostenidas, que marcan una gran diferencia.

Hábitos simples para fortalecer tu autoestima: La autoestima no se construye de golpe, se alimenta con pequeños gestos diarios que refuerzan tu valor personal.

Podés empezar hablándote con respeto: en lugar de decirte “soy un desastre”, decí “todavía estoy aprendiendo”. Celebrá tus logros, incluso los más chicos, y anotá lo que hiciste bien en el día. Cuidá tu cuerpo: dormí bien, hidratate, movete un poco. También es autoestima decir que no cuando algo no te hace bien o te sobrecarga. Regalate al menos 10 minutos al día para hacer algo que disfrutes. Y, cada noche, escribí algo bueno sobre vos: tu forma de verte empieza a cambiar.

Estos hábitos crean coherencia entre lo que necesitás y lo que hacés. Y esa coherencia te fortalece desde adentro. Desafiando nuestras Barreras Internas: El Camino hacia la Autoconciencia y el Autocontrol

¿Qué hacer si perdés la constancia? Nos pasa a todos. Lo importante no es no fallar, sino saber cómo volver. Si dejaste un hábito que te hacía bien, lo primero es no castigarte: una pausa no es un fracaso. Perdonate rápido.

Después, volvé a lo simple. No hace falta retomar con la misma intensidad: empezá de nuevo, pero más fácil. Reconectá con tu motivo, con ese “por qué” que te hizo empezar. Usá recordatorios visuales, frases en el espejo, alarmas. Y anotá cómo te sentís cuando hacés eso que te hace bien: eso refuerza las ganas de seguir.

Cada vez que lo intentás de nuevo, te volvés más fuerte. No por no fallar, sino por no rendirte.

Publicado por Lorena Sánchez

Lic. en Psicología. Especialista en Psicoterapia Cognitiva Conductual.

Deja un comentario