Sentir sin ahogarte: el poder de los límites emocionales

¿Se puede sentir intensamente sin quedar atrapado en lo que sienten los demás?
Claro que sí. Y ahí entran los límites emocionales.

Los límites emocionales son como un escudo invisible que nos protegen del desgaste emocional. No te aíslan: te dan libertad para sentir sin absorber.

Cuando no hay límites, es muy fácil confundir amor con control, entrega con sumisión, y paciencia con resignación. Los límites emocionales te ayudan a detectar señales de abuso como chantajes emocionales, silencios punitivos, desprecios o comentarios hirientes, manipulación o minimización de lo que sentís.

Con límites emocionales saludables podés:

  • Acompañar a otro sin sobrecargarte.
  • Estar triste sin sentir que sos una molestia.
  • Decir sin culpa “no quiero hablar ahora”.
  • Escuchar sin tener que arreglarle la vida al otro.
  • Poder enojarte sin justificarte.

¿Cómo podemos entrenar estos límites?

  1. Detectá si te estás sobrecargando:
    – ¿Te hacés cargo del malestar ajeno?
    – ¿Te cuesta decir que algo te afecta?
    – ¿Ponés excusas para justificar tu incomodidad?

2. Practicá frases claras:
– “Eso me duele.”
– “No puedo con esto en este momento.”
– “Prefiero no seguir con esta conversación ahora.”

3. Validá lo que sentís sin necesidad de justificarte:
– “También tengo derecho a proteger lo que siento.”
– “No todo lo que siento necesita la aprobación del otro.”
– “No soy egoísta por cuidar mi mundo interno.”

Para poder trabajar sobre tus limites emocionales podes:

  1. Escribí una situación en la que te sentiste emocionalmente sobrepasado.
  2. Pensá: ¿qué límite podrías haber puesto?
  3. Elegí una frase concreta para usar la próxima vez.
  4. Después, registrá cómo te sentís por haberlo hecho.

Cada paso es un acto de amor propio y autodefensa emocional.

Tus emociones no tienen que justificarse para existir.
Y no es tu rol sostener lo que no te pertenece.

Eso también es salud mental.

Publicado por Lorena Sánchez

Lic. en Psicología. Especialista en Psicoterapia Cognitiva Conductual.

Deja un comentario