Es una enfermedad crónica, originada por múltiples causas, y caracterizada por una acumulación excesiva de grasa en el cuerpo, ocasionando problemas físicos y psíquicos progresivos y un acortamiento de la vida.
¿QUÉ COMPLICACIONES PUEDE TENER?
La obesidad puede acarrear complicaciones como: Enfermedades cardiacas, Diabetes, Hipertensión, Hipercolesterolemia, Arterosclerosis, Hernias, Enfermedades venosas, Respiratorias, Hepatobiliares y algunos tipo de cáncer, debilitando a su vez, el sistema inmunológicos de las personas.
Las personas que padecen obesidad constituyen en un grupo altamente vulnerable frente al COVID-19
¿CÓMO SE PUEDE DIAGNOSTICAR EL ESTADO NUTRICIONAL?
Hay distinto métodos para calcular el estado nutricional de las personas. En la práctica se utiliza el Índice de Masa Corporal (IMC), que se basa en la relación entre el peso y la estatura (Peso en kilos/altura en metros al cuadrado). Según el resultado obtenido se puede determinar si la persona se encuentra en Delgadez, Normal, Sobrepeso u Obesidad.
La OMS define sobrepeso un IMC entre 25 y 30 y obesidad mayor a 30.
Pero esta fórmula no es la única manera de diagnosticar el exceso de peso dado que puede haber personas que tengan un peso superior al considerado normal pero puede ser debido a que tienen mayor cantidad de masa muscular.
Por eso es muy importante evaluar la composición nutricional de cada individuo. Para calcular la cantidad de grasa que tiene una persona hay diferentes métodos. El método más común es a través de Impedancia Bioléctrica que nos muestra el valor estimado del porcentaje de grasa en el cuerpo.
La obesidad ha alcanzado proporciones epidémicas a nivel mundial, y cada año mueren, como mínimo, 2,8 millones de personas a causa de la obesidad o sobrepeso.
Algunos datos sobre obesidad:
En el mundo:
Según la Organización Mundial de la Salud, en los últimos 40 años, la cantidad de personas con obesidad en el mundo se triplicó (OMS, 2017).
En Argentina:
Según los datos de la última Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNYS, 2019) el exceso de peso está presente en el 67,9% de la población adulta (34,0% sobrepeso y 33,9% obesidad), en el 41,1% de la población de 5 a 17 años (sobrepeso 20,7% y obesidad 20,4%) y en el 13,6% de la población menor de 5 años (10% sobrepeso y 3,6% obesidad).
La buena noticia es que si bien la Obesidad puede ser una enfermedad mortal tiene tratamiento.
Dado que esta enfermedad está vinculada al estilo de vida de las personas, su tratamiento requiere un abordaje holístico e integral que incorpore no sólo los aspectos biomédicos, sino también los aspectos socioculturales, que posibiliten dar cuenta de la complejidad de este fenómeno.
Es muy importante consultar con profesionales capacitados en el tema.
Antiguamente, estar gordo era sinónimo de gozar de buena salud y de tener un alto nivel adquisitivo. Esto con el paso del tiempo fue cambiando ya que estar gordo es sinónimo de tener mala salud, se lo asocia con la debilidad por no conservar una dieta saludable, o con la pobreza ya que el sobrepeso se ha extendido entre las capas más populares de la sociedad. En cambio, la contracara es la delgadez porque ésta quedaría ligada a un alto nivel socioeconómico y a tener una buena salud. Estos cambios se generaron, en gran medida, por la influencia que ejercen los medios de comunicación en nuestra sociedad, por los modelos de belleza delgados y por los estereotipos que actualmente se siguen manteniendo.
Por otro lado está la imagen corporal que tenemos de nosotros mismos. A veces cuando nos vemos gordos o nos hacen notar que estamos con sobrepeso, nos sentimos mal, desvalorizados y genera un bajo autoconcepto que nos influye directamente a una baja autoestima. En cambio si notan que estamos delgados, en la mayoría de los casos, nos sentimos bien porque valoramos socialmente la delgadez.
Esta imagen de nuestro cuerpo repercute significativamente en la adolescencia, en comparación con otras etapas del desarrollo, porque en ella estamos construyendo nuestra identidad, buscamos saber quiénes somos, qué queremos, y cómo nos lucimos ante las personas que consideramos importantes en nuestra vida. Pero también puede influenciar en cualquier etapa del desarrollo ya que el cambio de nuestro cuerpo se va produciendo a lo largo de nuestra existencia. Además del cambio objetivo, por el paso del tiempo, están los acontecimientos que afectan emocionalmente a cada persona y el nivel de vulnerabilidad de cada uno.
Cuando los hábitos alimentarios son saludables es posible controlar el peso, pero cuando la persona tiene dificultades en el reconocimiento y/o procesamiento de sus emociones es posible que se generen alteraciones en dichos hábitos y en su imagen corporal.
La ansiedad, el estado de depresión, la soledad o la alegría son condicionantes intensos para que algunas personas coman, incluso sin tener hambre. En estos casos, se pierde relativamente el control del comportamiento alimentario y, frecuentemente, esto conduce a un sobrepeso acompañado de un sentimiento de culpa por comer mal o vergüenza por la mirada de los demás.
Conocer la relación entre el consumo de alimentos y las emociones permite al especialista en nutrición no sólo seleccionar el tipo de alimentos sino también personalizar la calidad y cantidad de alimentación, la forma de combinarlos; implementar un patrón de comidas diario y hábitos saludables; generar estrategias dietéticas para disminuir (o controlar) el peso corporal o para equilibrar el estilo de vida alimenticio del paciente; dirigir mensajes personalizados sobre diversos aspectos que engloben a la alimentación; etc. Pero es fundamental trabajar en conjunto con un especialista en salud mental para evitar recaídas. El psicólogo es clave para trabajar la subjetividad; para brindarle al paciente un estilo de vida saludable; ayudarlo a identificar distintos aspectos cotidianos que repercuten en la calidad de su alimentación, influenciando así en su calidad de vida; para brindarle distintas estrategias que apunten a mejorar su autoestima y aceptar sus debilidades; para procesar experiencias negativas significativas como burlas o críticas ante la imagen corporal o el peso.
QuieroSalud te ofrece la posibilidad de informarte, asesorarte o trabajar interdisciplinariamente con especialistas en Nutrición y Psicología.
Comenzaron las clases y nos surgen una serie de preocupaciones en cuanto al cuidado de los niños en el colegio, y una de ellas es la colación.
Una colación o snack es un alimento ligero que puede consumirse entre las comidas principales. Una colación es saludable cuando no aporta una cantidad excesiva de calorías, azúcares, grasas saturadas o sodio. En el caso de los más pequeños es importante que estás sean saludables, dado que constituyen una parte esencial en el aprendizaje de los niños, ya que los mantiene concentrados durante el día.
Acá te propongo algunas alternativas para que asegurar que tus hijos estén bien alimentados:
Frutas frescas: manzana y banana son las alternativas más practicas pero puede ser cualquiera de las frutas de estación que le guste a tu hijo.
Ensalada de frutas (pueden ser preparados en potes descartables y tamaño acorde a su consumo)
Frutas secas: almendras, nueces, avellanas, castañas de cajú
Semillas de girasol (llamadas generalmente pipas)
Cups cake caseros (también conocidas como magdalenas)
Alfajores u obleas a base de galletas de arroz
Turrón de maní
Barrita de cereal, preferentemente casera
Pochoclos (sin agregados de azúcar)
Frutas deshidratadas (orejones de ciruelas, durazno, bananas, higos, pasas de uvas)
Bolsitas de cereales (sin azúcar) o arroz inflado o maíz inflado o granola
Almohaditas de avena
Trufas de avena
Ensalada de frutas
Sandwichitos de queso y/o jamón magro
Postres o bebidas lácteos (yogur, leche, postrecitos)
Para asegurar una adecuado aporte nutricional y no aburrir a nuestros pequeños, es importante variar diariamente estas alternativas.
En cuanto la bebida, la única opción sana e hidratante es el AGUA. Es importante que de apoco incorporen este hábito.
Lo ideal es que los pequeños lleven una merienda para sólo uno de los recreos de la mañana, y si estudian jornada completa también hay que considerar otra para media tarde.
La salud nutricional de nuestros niños depende de la ayuda de los adultos, tomemos esta gran responsabilidad con mucho compromiso.
Si tu hijo es un niño que no quiere acostarse ni comer, que muerde, pega y se hace daño a sí mismo o se “encapricha” –sin razón aparente– este artículo es para vos.
Estos malos hábitos se convierte en un dolor de cabeza para los padres, especialmente si son inexpertos, porque no saben cómo controlar estas conductas.
Para esto, aconsejo a los padres los siguientes ítems:
1- ENTENDER CUÁLES SON LOS CAPRICHOS. Si entendemos que le pasa al niño podemos saber cómo actuar y el llanto o la rabieta no nos influenciará. Es necesario que le enseñemos a ser consecuente con sus caprichos y para esto es imprescindible que el niño pueda entender la diferencia entre capricho y necesidad es decir entre querer y necesitar.
2- Es importante diferenciar que son CONDUCTAS CAPRICHOSAS y no un niño caprichoso. Una conducta caprichosa es un mecanismo con el que el niño busca satisfacer un gusto sin una motivación justificada. Cuando esto ocurre, anhela –por encima de cualquier consideración razonable– que se haga su voluntad.
El deseo del niño de que las personas satisfagan su voluntad a toda costa es lo que se conoce como “capricho”.Los comportamientos agresivos del niño como berrinches, patadas, golpes, gritos, llantos o «pucheros» hace que, a veces, los padres cedan a su deseo porque es la manera de llamar su atención. Por lo que los caprichos se repetirán si el niño descubre que por medio de estos obtiene lo que sea. Ante esto se puede buscar alternativas al capricho, por ejemplo mostrarle alguna acción que no responda a su capricho, de esta forma el niño se distrae y se olvida que quiere algo.
3- El niño tiene que entender cuáles son los ROLES de sus padres, de sus hermanos y de él mismo en la familia. Esto ayuda a la organización familiar y a la comprension de su funcionamiento.
4- EXPRESAR COMPORTAMIENTOS AGRADABLES. Es importante saber expresar el amor hacia el niño, protegerlo, educarlo, brindarle contención, satisfacer sus necesidades, transmitirle valores a través de su propio comportamiento, asumir la autoridad, poner las reglas en la casa y hacerlas cumplir.
5- Expresar REGLAS CLARAS en el hogar y cumplirlas todos los integrantes de la familia. Es importante que las normas y los límites estén dados desde que el niño es pequeños para que sepa qué debe y qué no debe hacer. Los padres deben dar el ejemplo y no mostrar contradicción en la regla o en la manera de aplicarla. Si uno de los padres cede ante el capricho, el niño lo utilizará para su beneficio.
Se debe poner límites al niño, diciéndole NO: ‘No toques, no subas, no bajes…’. Cada ‘NO’ que se dice al niño debe ir acompañado de una cara seria. No pueden decirle que ‘no’ y al mismo tiempo se están riendo. El niño tiene que aprender a interpretar el “no” como una orden, contrario a lo que está haciendo. Hay que ser firme pero sin usar castigos físicos.
Se recomienda establecer anticipadamente las reglas ya que esto le informa al niño, claramente y de antemano, que determinada conducta impropia provocará inevitablemente tal conducta de los padres.
Toda trasgresión a las reglas deberá ser sancionada sin agresión. Una vez que la sanción se haya cumplido, es imprescindible que el adulto pueda expresar el amor hacia el niño, abrazarlo y decirle que lo ama; pero el niño deberá reconocer su error y pedir disculpas por su proceder.
Respaldar las palabras con hechos: les demuestra claramente que no sólo se limitan a hablar, sino que también ejecuta las acciones cuando es necesario.
6- MANTENER LA CALMA. Los padres deben mantener la calma y transmitírsela al niño para que se tranquilice y recupere el control; y una vez tranquilo, deberá cumplir con la sanción correspondiente por haber hecho un berrinche. De esta manera, enseñamos a nuestros hijos a regular sus emociones y a reconocer sus malas acciones. Si no están en casa, la sanción deberá ser cumplida al volver, sin excepción.
7- TENER FIRMEZA. Es importante mantenerse en una postura, no cambiar las reglas y hacerlas cumplir siempre, sin dejarse convencer por el niño por ninguna razón. Esto muestra al niño cómo son las cosas y lo que significa comportarse adecuadamente.
El niño nace demandante para resolver sus necesidades básicas pero se hace caprichoso cuando los padres ceden más de lo que deben y esto produce que los niños no valoren lo que tienen y siempre quieran más y más. Los niños comienzan a ser caprichosos a partir de los dos años porque aún no entienden de reglas y límites por eso resulta fundamental la actitud de los padres desde el primer momento para que cuando el niño crezca esto no se convierta en un verdadero problema.
La seguridad de los padres a la hora de transmitir los límites y la disciplina es fundamental. Si los padres están convencidos de que el niño no debe hacer eso o aquello, es decir, saben el por qué lo prohíben y cuál es el objetivo, será más fácil para que el niño reaccione de forma positiva.
Para brindar claridad en los limites se aconseja no realizar los siguientes ítems: – Dar afirmaciones en forma de preguntas. – Preguntar con el objetivo de determinar la causa del mal comportamiento por ejemplo ¿por qué haces esto? y esperar una explicación coherente. El niño muchas veces no sabe su actuar o no quiere manifestar por qué actuó así. -Rogar: si los padres les ruegan al niño, le muestran una imagen paterna frágil y débil. Esto lleva a la desobediencia y a la desvalorización. -Dar una orden y no verificar su cumplimiento. Esto es como mostrarle al niño “tengo que darte esta orden…, pero si no me haces caso, no te preocupes porque no te pasará nada”. -Dar respuestas hostiles como penitencias excesivas: el castigo debe tener un comienzo y un final.
Los niños deben recibir el sincero reconocimiento de sus padres cuando hacen algo bien, además de la confirmación de que los aman; pero también deben cumplir las sanciones que se merecen si no cumplen con las reglas que rigen en su hogar. La educación de un niño comienza muy temprano y su futuro dependerá de la firmeza y del amor que reciba de sus padres.
Los padres deben ser perseverantes a la hora de aplicar límites y disciplina a los hijos. La falta de estos, no hace feliz a los niños ni a sus padres.
Ser padre es una tarea muy difícil y a veces nos quedamos sin recursos ante las adversidades que tenemos que enfrentar, pero lo importante es brindar a nuestros hijos amor, contención, seguridad y confiar en sus capacidades.
A continuación expongo diferentes tipos de características que los padres manifiestan con sus respectivas consecuencias en el desarrollo de sus hijos.
DEMOCRÁTICO o AUTORIZATIVO: Este tipo de padres se caracteriza por manifestar afecto y disciplina. Son padres sensibles a las necesidades de sus hijos pero le exigen responsabilidad y promueven conductas deseables; le brindan explicaciones e incentivan a la comunicación. Esto genera una disminución en la frecuencia e intensidad de conflictos padres-hijos.
Los hijos de estos padres presentan competencia social, autocontrol, motivación e iniciativa. Tienen alta autoestima porque predomina la espontaneidad, el autoconcepto realista y un elevado motivo de logro. Suelen tener una moral autónoma, responsabilidad y fidelidad a compromisos personales.
AUTORITARIO: Establecen normas minuciosas y rígidas ya que recurren a los castigos como una forma de afirmar el poder. No hay responsabilidad paterna como tal y suelen dar pocos halagos a sus hijos. La comunicación es cerrada o unidireccional (hay ausencia de diálogo).
Al comportarse de esta manera los padres generan baja autoestima y autoconfianza en sus hijos; baja autonomía personal y competencia social. Puede presentarse una moral heterónoma (ya que los hijos buscan evitar los castigos), agresividad e impulsividad (por el comportamiento de sus padres) además de una escasa creatividad (ya que son menos alegres y espontáneos por el temor a ser castigados).
INDULGENTE o PERMISIVO: Suelen ser padres permisivos y pasivos debido a que evitan la afirmación de autoridad y la imposición de restricciones, hay flexibilidad en el establecimineto de las reglas. Emplean escaso uso de castigos porque toleran todos los impulsos de sus hijos y acceden fácilmente a los deseos de éstos.
Suelen responder y atender a las necesidades de sus hijos pero manifiestan indiferencia ante sus actitudes tanto las positivas como las negativas.
Estos hijos presentan baja competencia social, pobre autocontrol y heterocontrol; escasa motivación (con bajos logros escolares) y suelen ser irrespetuosos a las normas o a las demás personas. Tienen baja autoestima, inseguridad e inestabilidad emocional. Presentan debilidad en la propia identidad por lo que manifiestan una visión negativa de sí mismo (hay autoconcepto negativo) y graves carencias en autoconfianza y autorresponsabilidad.
NEGLIGENTE: No se implican afectivamente en los asuntos de los hijos e invierten en los hijos el menor tiempo posible.
Muestran una escasa motivación y capacidad de esfuerzo. Son padres alegres y vitales pero inmaduros (estas característica también la manifiestan sus hijos). Estos además presentan baja competencia social, bajo control de impulsos y agresividad.
Por lo tanto, es imprescindible que reflexionemos sobre el comportamiento que tenemos con nuestros hijos, así como estar atentos a lo que éste expresa diariamente y a sus necesidades. De esta forma podemos mejorar nuestro estilo de crianza, ayudarlos a desarrollar una personalidad sana y una buena calidad de vida.
La Organización Mundial de la Salud recomienda consumir un mínimo de 400 gramos diarios de frutas y verduras por día, pero muchas veces no encontramos la manera de incorporarlas.
Tenemos que aprovechar el verano que es la época ideal para consumirlas: además de la gran variedad que nos ofrece el mercado, son opciones frescas, livianas y muy saludables.
Todos conocen la enorme cantidad de beneficios que tienen las frutas y verduras para nuestra salud, fundamentalmente por su gran aporte de vitaminas y minerales.
Los licuados, jugos o smoothies son una opción práctica, rica y sencilla de ingerir con mayor frecuencia estos alimentos. Además son una manera oportuna para hidratarse, recuperar energía, evitar la retención de líquido, disminuir la inflamación, ayudar a regular el tránsito intestinal, dar saciedad entre otros.
Son ideales para el desayuno, merienda o alguna colación, preferentemente prepararlos sin agregados de azucares, y siempre consumiéndolos en su justa medida.
Acá te doy algunas opciones de licuados frescos y nutritivos:
Licuado ideal para dar saciedad
1 taza de frutillas
1 durazno
1 rojada de ananá
1 vaso de leche descremada
1 cucharada de salvado de avena
Hielo picado
Licuado ideal para evitar la retención de líquidos
1 limón
1 pepino
1 tallo de apio
1 taza de agua
Licuado especial para consumir antes de entrenar
2 cucharadas de avena
1 claras de huevo
1 vaso de yogur
1 Banana madura
¼ taza de frutos rojos
Licuado para regular el tránsito intestinal
1 puñado de espinacas
1 pera
1 jugo de naranja exprimido
3 ciruelas desecadas
1 cuchara de semillas de lino (preferentemente hidratadas en remojo en agua por 8 horas previas al consumo)
Licuado para Desintoxicar y desinflamar el cuerpo:
1 manzana verde
1 tallo de apio
Perejil
Jenjibre rallado
1 vaso de agua
Estas son algunas opciones de las tantas variedades que podes consumir pero no son las únicas, te propongo que pruebes diferentes licuados con las frutas y verduras que te gusten y vas a ver lo bien que te vas a sentir. Animate!!!.
Un mal comportamiento alimentario consiste en ingestas mal reguladas debido, en mayor medida, a las dificultades que la persona tiene al procesar sus emociones.
Aquí especifico algunos trastornos del comportamiento alimentario:
-El picoteo: aparece cuando comemos sin pensar y sin tener hambre. No hay una necesidad sino que comemos porque esa acción nos genera placer.
-El ansia: es una sensación imperiosa de hambre, pero sólo relacionada con alimentos concretos y que nos gustan. El ansia termina cuando calmamos el hambre.
No se vive con sentimiento de culpa (como aparece en una crisis bulímica), sino que aparece la sensación de satisfacción a las necesidades de nuestro cuerpo. Hay un aumento de serotonina por la ingesta o puede aparecer un descenso de la glucemia, es decir, del índice de azúcar en sangre, causado habitualmente por un régimen demasiado restrictivo.
Desde una perspectiva psicológica de puede decir que la persona «devora sus emociones con la comida».
-La manía al chocolate: La acción de consumir gran cantidad de chocolates puede deberse a carencias afectivas en la persona, o bien porque esta se aferra a una experiencia agradable del pasado. Se relaciona al chocolate con la bioquímica de las emociones porque se lo vincula con la sensación de placer o se lo puede asociar a determinadas vivencias de la infancia.
El chocolate activa la secreción de serotonina (el neurotransmisor del bienestar) por lo que sus diferentes compuestos genera cierto efecto emocional en la persona. Si bien es bueno permitirse disfrutar de un buen sabor, no se aconseja su uso excesivo. En todo caso es conveniente buscar la causa del malestar en cuestión o recurrir a otras fuentes gratificantes.
-El síndrome de la alimentación nocturna: Se caracteriza porque la persona se levanta por la noche y media dormida ingiere una importante cantidad de alimentos, generalmente de alto contenido en azúcares y grasas.
Al despertar suele casi no recordar esa situación y con frecuencia, las personas que lo padecen se muestran ansiosas, estresadas o coléricas.
-La hiperfagia: Se caracteriza por un exceso de la cantidad de comida en el plato y por el modo de llevársela a la boca (bocados grandes a un ritmo muy rápido y masticaciones breves). Las comidas tienen unas proporciones desmesuradas que van más allá de la saciedad del individuo y en dónde este se ve incapaz de parar de comer. Puede deberse a una característica familiar pero, por lo general, se lo relaciona con alteraciones del humor o trastornos afectivos como por ejemplo la ansiedad.
-La crisis bulímica: No sé asocia con una verdadera sensación de hambre, sino con un estado de malestar psíquico. Por lo general la persona busca estar sola para ingerir importantes cantidades de alimentos ricos en calorías y se interrumpe con la aparición de dolores físicos vinculados a la distensión del estómago, seguidos de vómitos. Suele mantenerse las emociones negativas como culpa y vergüenza ante esa acción.
Si sientes alguna similitud con estos trastornos del comportamiento es importante que consultes con un especialista en Psicología y en Nutrición.
Si realizamos actividades placenteras no sólo mejora nuestro bienestar, ya que nos hacen sentir felices, sino que son esenciales para mejorar nuestra calidad de vida y bienestar general.
Estas actividades nos permiten ser más productivos en el trabajo y mantener buenas relaciones interpersonales, pero tener una buena salud mental es un proceso de constante aprendizaje que dura toda la vida y no una solucion rapida para ser más productivo.
Bienestar se refiere al estado de buena salud que se persigue de manera activa. Involucra a la mente, al cuerpo y al espíritu y juega un papel muy importante en qué tan preparado te sientes para hacer tu trabajo.
Si nos sentimos estresados no tendremos la suficiente energía mental para dedicar el tiempo necesario a la calidad de vida, pero a veces se nos dificulta mucho eliminar completamente el estrés de la semana. Lo que sí es posible es contrarrestar el estrés con actividades que nos hacen sentir bien y mejorar nuestra salud mental.
Algunas actividades para tener un mejor calidad de vida pueden ser:
Yoga: Realizar practica de relajación nos prepara para tomar las situaciones diarias de manera diferente. La meditación sana el cuerpo, la mente y nuestro espíritu.
Reír: No necesariamente tenemos que reírnos de algo gracioso, podemos realizar risas forzadas ya que nuestro cuerpo no distingue esta de la verdadera. Esto nos cambia el humor porque afecta nuestro estado de ánimo, por lo tanto no importa si la risa es o no genuina.
Relajar los pies: Baño de agua tibia durante 20-30 minutos antes de ir a dormir puede ser una alternativa para reducir la tensión del día. Además de reducir el estrés, mejora la circulación y alivia el dolor de los pies (aunque tengas un estilo de vida sedentario).
Dormir: Todos sabemos que descansar nos hace bien porque nos mejora nuestro estado de ánimo y humor. El buen descanso es fundamental, se recomiendo dormir 8 hs diarias y al menos 30′ de siesta.
Escuchar música: No importa tanto qué música, el secreto está en escuchar una agradable a nuestros oídos.
Realizar ejercicios o bailar: Además de reducir el riesgo de desarrollar alguna enfermedad, nos permite mantener el cuerpo saludable y mejora nuestro bienestar porque nos genera emociones positivas.
Buena alimentación: Ingerir alimentos saludables y controlar nuestro peso (un peso apropiado para nuestro organismo).
Tener un estilo de vida minimalista: Se refiere a optar por la simplicidad, la pureza y la calma. En vez de comprar más cosas intenta evaluar si lo necesitas, hay que priorizar la calidad en vez de la cantidad.
Tener una buena salud mental es indispensable para llevar una vida plena y mejorar tu productividad. ¡Es hora de actuar para darle un descanso a tu cuerpo y tu mente!.
Las vacaciones son momentos de descanso y relajación, donde muchas veces dejamos de lado la alimentación sana y variada.
Si bien es lindo disfrutar de alimentos ricos, y nada está prohibido, es muy importante no descuidarnos, manteniendo las porciones reducidas de los permitidos y continuar con hábitos saludables así mantenemos lo que logramos o bien no sumamos kilos innecesarios.
Te doy algunos consejitos para que puedas tenerlos en cuenta en las vacaciones:
Tomá mucho líquido, preferentemente 2 ltros de agua por día
Incorporá frutas y verduras en cada comida estos alimentos son altos en agua ideales para esta época, además aportan muchas vitaminas y minerales. Podes armarte tupers con frutas lavadas y disfrutarlas en las tardes al aire libre.
Ingerí comidas livianas, y disminuí las porciones fundamentalmente en la cena.
Evitá alimentos altos en grasas y comidas calientes.
Realizá las 4 comidas principales así no llegas con tanto hambre y comes en exceso.
Evitá bebidas alcohólicas y azucaradas.
Realizá Actividad Física, 20 minutos de caminatas por día es suficiente, elegí el momento del día que no esté tan fuerte el sol.
Mantené una correcta higiene en la cocina, lava bien los alimentos crudos y refrigerá los alimentos fríos enseguida, así evitamos intoxicaciones alimentarias.
Comé despacio y tranquilo/a, este es el momento para hacerlo, dado que no tenemos un reloj ni obligaciones que nos persigan.
Y finalmente disfruta de cada momento siendo consiente del cuidado que se merece tu cuerpo.
Confía en vos, y tené la certeza que los objetivos se pueden cumplir, solo hay que proponerse, sentirlo y actuar en consecuencia.
El Trastorno Obsesivo Compulsivo es uno de los trastornos mentales que más se tarda en diagnosticar y vivir con él no es sencillo ya que se trata de una de las enfermedades más discapacitantes.
Cuando una persona sufre de Trastorno Obsesivo Compulsivo, tarda mucho tiempo en acudir a un médico ya sea por temor a la estigma social o porque piensa que se está «volviendo loco». Sin embargo, con un tratamiento adecuado, los síntomas pueden mejorar rápidamente.
Los síntomas del TOC se especifican en las siguientes creencias:
Responsabilidad excesiva: Creencia de que uno tiene un poder decisivo para provocar o impedir acontecimientos negativos subjetivamente importantes. Es fundamental impedir que ocurran estos sucesos, que pueden tener consecuencias catastróficas en el mundo real y/o a nivel moral. Por ej:
“Se me viene el pensamiento de que puede venir un ladrón a robar a casa, soy completamente responsable de que ocurra. Por tanto, tengo que impedirlo o prevenirlo (conductas de comprobación)”.
Responsabilidad excesiva
Perfeccionismo: Hay una solución perfecta para cada problema; es posible y necesario hacer las cosas perfectamente; incluso los errores más pequeños pueden tener grandes consecuencias. Por ej:
“Mis pensamientos deben ser perfectos, debo pensarlo más exacta y adecuadamente posible para evitar cualquier error que tendríaconsecuencias desastrosas”.
Perfeccionismo
Sobrevaloración del peligro o la amenaza: Exagerar la probabilidad de que sucedan daños, o de su gravedad. Expectativas generalizadas sobre la peligrosidad de las situaciones u objetos de la vida cotidiana. Por ej:
“Es muy probable que haya dejado el auto abierto y de que en ese caso lo roben y de que entonces no lo recuperaré jamás y de que si lo encuentran esté en una situación de siniestro total y de que entonces no voy a poder pagar otro”.
Sobrevaloración del peligro o la amenaza
Sobrevaloración de la importancia de los pensamientos: Creer que el pensamiento conlleva a la acción.
Fusión pensamiento-acción: no diferenciar pensamientos de acciones. Su manifestación puede ser de tres tipos:
A- Fusión pensamiento- acción moral: creer que los malos pensamientos son moralmente equivalentes a las malas acciones.
B- Fusión pensamiento- acción probabilística: si tengo pensamientos con tanta frecuencia es porque es más probable que ocurran en realidad.
C-Fusión pensamiento supersticioso o mágico-acción: a pesar de saber que uno no ha hecho realmente lo que ha pensado, hay una parte mágica en su creencia que le permite dudar y plantearse si es posible hacer algo sin darse cuenta en ningún momento.
Por ej:
“El imaginar que ahogo a mi bebé es tan malo como si de verdad lo hiciera, le hago el mismo daño” “Si pienso que va a ocurrir un accidente, es más probable que ocurra.”
Sobrevaloración de la importancia de los pensamientos
La ansiedad es peligrosa: La ansiedad es peligrosa porque facilita la pérdida de control y por lo tanto la incertidumbre. Por ej:
“Si estoy nervioso es imposible controlar lo que puedo hacer con mis pensamientos, por lo que ocurrirá seguramente una desgracia”.
La ansiedad es peligrosa
Intolerancia a la incertidumbre: Dificultad para tolerar la ambigüedad, la novedad y los cambios inesperados o no previstos. Por ej:
“No puedo vivir con la duda de que me estoy volviendo loco, necesito la certeza de que no es verdad”.
Intolerancia a la incertidumbre
Necesidad de controlar los pensamientos: Sobrevalorar la importancia de ejercer un control completo sobre los pensamientos, imágenes e impulsos intrusivos, y la creencia de que este control es posible y deseable. Por ej:
“Tengo que quitarme estos pensamientos de la cabeza y es fundamental conseguirlo”.
Quiero Salud 